Panorama histórico de Roma.
Los romanos se establecieron a lo largo de la península itálica. La geografía de esta zona se caracteriza por tener como frontera natural los Alpes, que los separaba de las tribus europeas como los celtas, los galos y los germanos.
Los primeros pobladores de este territorio fueron los griegos, que fundaron ciudades como Tarento, Crotona y Nápoles, los italos, una rama proveniente de los indoeuropeos.
La fundación de Roma fue alrededor del año IX a. C. De acuerdo con las leyendas romanas, Rómulo fue el fundador legendario y primer rey de Roma, aunque actualmente no se han encontrado datos confiables que confirmen la historia.
La fundación de Roma fue alrededor del año IX a. C. De acuerdo con las leyendas romanas, Rómulo fue el fundador legendario y primer rey de Roma, aunque actualmente no se han encontrado datos confiables que confirmen la historia.
Leyenda de Rómulo y Remo.
La historia romana suele dividirse en Monarquía (IX – VI a. C.), República (VI – I a. C.) e Imperio (I a. C. – V d. C.)
Desde la monarquía, los romanos retomaron muchos rasgos culturales de los griegos, debido a la cercanía geográfica y al poderío griego en la región.26 Además del senado y los atributos políticos del rey, de igual forma, sólo los hombres libres podían decidir la política de la ciudad. Sin embargo, a diferencia de los griegos, los romanos desarrollaron más el arte de la política desde sus orígenes. En Roma, existía una clara distinción entre dos grupos sociales: los patricios y los plebeyos. Los primeros eran los sectores más adinerados y todos aquellos que poseían alguna propiedad; mientras que los segundos eran personas desarraigadas o esclavos libertos,27 que eran hombres libres, pero sin derechos políticos.
Tras una sublevación contra el rey Tarquino el Soberbio en el 509 a. C., llegó a su fin la monarquía. Ante ello, el mando quedó a cargo por dos cónsules que serían electos cada año; por lo regular, un cónsul se dedicaba a la política y otro a la milicia, tal fue el caso de Pompeyo y Julio César. Además, se formó el senado, que sería el encargado de aceptar o revocar las propuestas de los cónsules, y en casos extremos, podían designar a uno de ellos dictador por un plazo de seis meses para agilizar la toma de decisiones políticas. De tal suerte, la estratificación social de los romanos quedó de la siguiente manera: procónsules, senado, patricios, plebeyos y esclavos.
Poco a poco, los romanos conquistaron a los pueblos de la península itálica. Su ejército se organizaba por legiones, que eran 8 mil hombres equipados con casco, escudo y espada, un cuerpo de caballería y otro de artesanos, que se encargaban de reparar las armas. Sin embargo, antes de conquistar Italia, los romanos sufrieron una terrible derrota. En el siglo IV a. C., los galos invadieron Roma, por lo que se vieron obligados a pagar una fuerte suma de dinero para conservar la ciudad. Aquella derrota, permaneció en la mente de los romanos por generaciones. No obstante, a partir del siglo V a. C. comenzó la conquista de la península itálica, de modo que para el siglo III a. C. toda Italia era romana. Con el éxito de la conquista de Italia, el pueblo romano se enriqueció rápidamente, ya que la adquisición de nuevas tierras enriquecieron a la creciente población romana.
Los romanos pronto se dieron cuenta que la conquista militar rendía muchos dividendos. El gobierno y los militares ganaban popularidad, el pueblo romano se enriquecía con las nuevas tierras, Roma se llenaba de gloria con la derrota de otros pueblos y además, su fama se extendía por el mundo conocido. Tras la conquista de Italia, la siguiente víctima fueron los cartagineses.
Los romanos pronto se dieron cuenta que la conquista militar rendía muchos dividendos. El gobierno y los militares ganaban popularidad, el pueblo romano se enriquecía con las nuevas tierras, Roma se llenaba de gloria con la derrota de otros pueblos y además, su fama se extendía por el mundo conocido. Tras la conquista de Italia, la siguiente víctima fueron los cartagineses.